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¿Sigue siendo importante el lugar desde donde trabajamos?

Con tantas empresas operando en un mundo digital, el lugar desde donde trabajamos es cada vez más irrelevante, nos comenta el futurista nómada Ben Hammersley desde una oficina en alguna parte del mundo

 

Era más fácil cuando teníamos máquinas. Puedes patear una máquina. Tienen un peso específico, un peso que es difícil de ignorar. Si abres una empresa para fabricar cosas, trabajar con metales, tallar madera o moldear plástico, seguro tendrás máquinas. Cosas voluminosas que requieren de un lugar en el mundo. Necesitarás una fábrica, una ubicación, un lugar en el planeta para establecerlas, mantenerlas y lanzar al mercado sus mercancías. Se requiere un lugar, y teniendo un lugar, todo es más simple.

La cuestión aquí es que las máquinas están un poco obsoletas en estos días. Para muchos de nosotros, nuestro trabajo consiste en presionar las teclas en lugar de un metal. Y de la misma manera, la necesidad de un sitio en específico para llevarlo a cabo se pone en tela de juicio. Por supuesto, como cualquiera que haya invertido en una silla realmente bonita, en un sorprendente escritorio o en la instalación de tres monitores súper sofisticados es testigo, el tener objetos que no caben en una bolsa puede ser una ventaja, pero eso no es tan importante para la infraestructura industrial como la ergonomía. No es exactamente lo mismo.

Trabajar en la nube

La irrupción de un trabajo de conocimiento basado completamente en la red está poniendo en tela de juicio todo tipo de suposiciones existentes acerca de la forma en que una empresa necesita ser. La ubicación es la más obvia. Necesito contar con una dirección física para mi propia empresa, porque los bancos y los gobiernos necesitan tal información para llenar un campo en una base de datos, pero literalmente por ninguna otra razón. No recibo correspondencia: cada una viene de forma electrónica. No comercio bienes físicos, por lo tanto, no hay envío de mercancías ni de productos acabados. E incluso si yo fuera, por ejemplo, allanado por agentes del gobierno vestidos con sus típicos rompevientos en TV en vivo, con la esperanza de obtener cajas con evidencia de fraude internacional masivo o algo similar, tendrían que esperar bastante tiempo mientras lo imprimen. No existe un archivero ni una impresora para eso.

No solo toda mi infraestructura digital, sino también la ubicación real de esa información digital es algo difícil de decir. La nube de Google, por ejemplo, aloja mi correo electrónico, pero los datos se comparten en sus máquinas en los centros de datos de todo el mundo. Además, son dinámicos: si accede a su Gmail desde un país por un tiempo, el sistema de Google moverá su información al centro de datos más cercano geográficamente a usted de forma automática y sin ningún tipo de supervisión específica. Preguntarle a Google dónde está su información, hasta la máquina, es como preguntarle al cielo dónde está el clima: está en todas partes.

Un llavero del mundo con una llave

En un mundo digital, el trabajo se puede realizar desde cualquier lugar y en cualquier momento

 

La muerte de la distancia

Por lo tanto, esto plantea preguntas interesantes sobre la naturaleza de la corporación. Si la ubicación es una ficción por el bien de una base de datos, ¿realmente importa qué es? Para mí, y para un creciente grupo de empresarios, no. De hecho, mi empresa, que consiste en un inglés que vive en Los Ángeles, con varios empleados que trabajan desde China, Nueva Zelanda, Tailandia y dos tipos, no estoy del todo seguro acerca de este año, pero parecen haber amanecido en Singapur, no está establecida en ninguno de esos países.

Legalmente, está en Estonia, la nación báltica con la infraestructura digital más sofisticada del mundo. La infraestructura del gobierno de Estonia está completamente en línea, utilizando una tarjeta de identificación equipada con un chip que proporciona un cifrado muy fuerte, y en los últimos años, ha estado ofreciendo esa tarjeta a "residentes electrónicos" de cualquier lugar del planeta. Al contar con una identificación de Estonia, puede establecer una empresa de la Unión Europea, abrir una cuenta bancaria empresarial, administrar su negocio y pagar sus impuestos desde cualquier lugar del planeta. He estado dos veces en Estonia, es un país muy bonito, y lo recomiendo, especialmente en la primavera, pero eso no fue necesario para mi empresa.

Ubicación sin consolidar

A fines de la década de los 90, con la irrupción de la revolución digital, una de las frases clave del dogma de las puntocom fue la "muerte de la distancia": cómo se formarían las comunidades de interés independientemente de su nacionalidad y ubicación, y de ese modo clasificar esas dos cosas como irrelevantes.

La historia ha demostrado que la última parte está equivocada hasta ahora, pero la primera es más cierta que nunca. La ubicación de la empresa está completamente desligada de la ubicación de las personas que hacen su trabajo y, a su vez, están completamente libres de las herramientas de trabajo que utilizan. Si derramara café en esta computadora portátil en los próximos minutos, con los servicios y el almacenamiento en la nube, podría tener una nueva, totalmente en funcionamiento e idéntica a esta tan pronto como abran las tiendas, por lo tanto, es una pregunta de metafísica válida saber dónde está mi computadora, incluso mientras la siento sobre mi regazo en este momento.

De tal forma que, el necesitar o no tener una dirección se reduce a otras razones. Lugares para visitar, lugares para sentarse, reunirse y platicar, lugares para tomar café y usar el ancho de banda: todo esto es muy importante. Una dirección de correo electrónico, seguro, y tal vez un número de teléfono para aquellas personas lo suficientemente raras como para hacer llamadas telefónicas en 2018, pero una dirección comercial permanente parece ser el último vestigio innecesario del siglo XX. Si no tenemos máquinas, ¿por qué tengo que decir dónde las pondría?

 


Ben Hammersley es un tecnólogo británico de Internet, periodista, autor y locutor, con sede en Londres, Reino Unido.